España, un país de extremos (climatológicos)

en 21/01/201521/01/2015 por viajerosalabordajeen UncategorizedDeja un comentario

Todos los años se repite la misma historia: en invierno hace frío. A veces, mucho. Parece evidente y lógico. También lo es el hecho de que en verano hace calor, demasiado. Sin embargo, a pesar de sufrir los rigores del clima, seguro que muchas veces nos hemos preguntado por las temperaturas más extremas de nuestro país. ¿Dónde se ubica la Laponia española? ¿Y el Gobi español? Hoy vamos a resolver esas dudas climatológicas que harán que nos conformemos con nuestro legado térmico: podía ser peor.

Para conocer cuál ha sido la temperatura mínima más baja de España, debemos desplazarnos a una región muy conocida por resistir grandes heladas. Teruel, concretamente Calamocha, ostenta el puesto de honor con los 30 grados bajo cero que registró el 17 de diciembre de 1963. El segundo puesto va para Molina de Aragón, en Guadalajara, con 28,2 grados bajo cero el 28 de enero de 1951. El podio lo copa Reinosa, en Cantabria, con los -24,6 grados que se anotaron el 4 de enero de 1971. Sin embargo, en cuanto a la temperatura mínima más baja de todas las localidades españolas, no sólo en donde se encuentran las estaciones principales, el récord lo tiene el Lago Estangento, en Lleida, con -32 grados el 2 de febrero de 1956.

Calamocha--478x270 — El puente romano de Calamocha, en Teruel

En cuanto a la zona de España donde es posible freír un huevo en la carretera, la medalla de oro va para Murcia, con unos asfixiantes 47,2 grados logrados el 4 de julio de 1994. En el segundo puesto están empatados los aeropuerto de Córdoba y Sevilla, con 46.6 grados el mismo día: el 23 de julio de 1995.

murcia-cathederal — Murcia y su catedral

Estos datos, los más altos desde que existen registros, allá por 1900, son superados por otros que se dieron durante el siglo XIX, aunque nadie puede afirmar con rotundidad que son verdaderos. Así, el 11 de julio de 1873, la ciudad de Sevilla alcanzó los 49,8 grados, mientras que Murcia llegó a los 47,8 el 29 de julio de 1876. Sin duda, unos valores estratosféricos que deben tomarse con reservas, ya que se desconocen las condiciones en las que se tomaron esas medidas.

Si queréis conocer más datos curiosos, visitad este documento de Aemet

Descubriendo tu verdadero mundo

en 20/12/201021/12/2010 por viajerosalabordajeen Uncategorized9 comentarios

2005. Un domingo cualquiera. El periódico de toda la vida con su revista dominical. Nada particular de momento, pero dentro de ese magazine leí un reportaje que me llamó mucho la atención. Sin embargo, no volví a pensar en él hasta hace poco, con motivo de mi blog.

Ese año, la agencia de publicidad portuguesa Foote Cone & Belding (FCB) elaboró una campaña publicitaria llamada Meet the World para la revista política Grande Reportagem y tuvo un éxito arrollador. Entre otros, ganó el Grand Prix de Gráfica del Festival Iberoamericano de la Publicidad (FIAP) y un León de Oro en la misma sección del Festival Internacional de la Publicidad de Cannes, casi nada. Un éxito merecido, sin duda, porque consiguió que todo el mundo descubriera la cara oculta de las banderas, la más cruel y, por desgracia, más cierta y verdadera.

Las banderas son la seña de identidad de un pueblo, de una región. A veces están divididas en franjas de colores, otras tienen símbolos, unas pocas tienen escudos y varias aúnan todo lo anterior. Muchas veces, los estandartes reflejan la historia de un pueblo, su lucha más importante, ocurrida años atrás, pero ese pabellón no siempre tiene relación con el presente. Los publicistas de la hoy Draft FCB lograron «modernizar» esas banderas utilizando datos actuales, pero en la mayoría de los casos son negativos. De esta forma, pretendían impactar y hacer llegar a un mayor número de personas la verdad sobre países como Angola, Brasil, Indonesia, Somalia o incluso EE.UU. La realidad de estos países, su verdadera realidad, callada algunas veces, desconocida siempre.

Para conseguir la perfecta simbiosis entre la bandera y el país, buscaron datos para poder asociar a cada elemento de la bandera, como franjas de colores o estrellas. El resultado es asombroso, ya que la correspondencia es total.

Por ejemplo, en el caso de Brasil se juega mucho con el tamaño que ocupa el color para explicar el poder adquisitivo mensual de los brasileños y se comprueba que el núcleo con menores posibilidades es el más numeroso.

Brasil según FCB // Fuente: Americalate.com

En la de Angola se observa una realidad tan frecuente que a muchos les da igual: los afectados por el VIH y la malaria frente a los que tienen cuidados médicos.

Ángola según FCB // Fuente: Ads of the world

Todos sabemos que Colombia es un gran exportador de café y cacao, pero nunca imaginamos que la cocaína ganara por goleada a las anteriores (o puede que sí pero nunca lo quisimos reconocer).

Colombia según FCB // Fuente: Ads of the world

¿Y qué se puede decir de la bandera de la Unión Europea? A priori, no tiene los mismos problemas que los países anteriores, pero su dependencia del oro negro es muchísimo mayor que su producción y eso es, al fin y al cabo, un gran problema.